sábado, 11 de mayo de 2013

Recapitulando II: los yacimientos marítimos y los pecios

En este blog tratamos de centrar la conservación y restauración del patrimonio en los yacimientos subacuáticos. Estos yacimientos presentan características muy especiales, como se puede comprender que los hacen necesitar de unas condiciones de trabajo especiales.

En este medio, las piezas del patrimonio tienen una peculiaridad: el paso del tiempo las degrada hasta integrarlas en el lecho. Lentamente, sufren un proceso por el cual van siendo invadidas por los vegetales acuáticos y el resto de organismos fijos del fondo oceánico, que crean auténticos caparazones a su alrededor y establecen el patrimonio humano como su nueva casa. Esto supone una principal ventaja respecto al medio terrestre, pero también un inconveniente importante: la ventaja es que quedan protegidas de la acción erosiva y similares problemas, conservándose mejor el material; la desventaja es el problema causado por el organismo que se instala en el objeto.

Así, podemos enumerar una serie de problemas:

  • Las mareas mueven las piezas pequeñas golpeándolas y fragmentándolas aún más hasta hacerlas desaparecer. Normalmente también arrastran piedras y arena que golpean y arañan los materiales.
  • Las sales disueltas en el agua marina, por los procesos osmóticos, suelen infiltrarse en muchos materiales, provocando importantes daños con los cambios en el medio, que agrietarán la pieza. Una de las sales más características es el cloruro sódico, por ser especialmente dañino. El Mediterráneo además, presenta este problema de forma comparativamente superior a otros, debido a su alta salinidad.
  • Los organismos marinos no distinguen muchas veces las piezas como objetos ajenos al hábitat en el que se encuentran. Como hemos mencionado, los organismos estáticos, tales como los corales (que son animales coloniales, no plantas, al contrario de lo que se pueda pensar), invaden la superficie de la pieza, formando una capa blanquecina. Los moluscos suelen habitar en zonas pedregosas del litoral, por lo que las piezas arqueológicas suelen ser un perfecto lugar para instalarse con sus conchas calcáreas, que acabarán agrietando el objeto como las sales marinas. Ambos organismos (corales y moluscos) presentan un metabolismo tal que les hace expulsar distintas sustancias al exterior dañando la pieza y haciendo que esta pierda espesor. Esto supone la pérdida de información tal como el color original o el propio espesor.
  • El ser humano también supone un importante peligro, como no podía ser de otra manera: el turismo, las obras, la expoliación, la pesca, o simplemente una falta de cuidado en la extracción del material pueden provocar daños irreparables (ver La conservación preventiva en este mismo blog)

Los yacimientos marítimos suelen ser denominados genéricamente pecios, aunque realmente no se refieren a lo mismo. Un pecio es un fragmento de algún artificio humano hundido o semihundido, tal como un barco. Un yacimiento engloba al lugar en el que se encuentra el pecio. Los pecios aquí mencionados han sido el Titanic, los hallados en el yacimiento del Bajo de la Campana, la Fragata de Nuestra Señora de las Mercedes y el Sarcófago de Micerinos.

Recreación del Mazarrón 2 en ARQUA
El que más importancia ha tenido para nosotros ha sido el yacimiento del Bajo de la Campana. En él se encuentra el pecio de La campana, el mayor hallado en el Mediterráneo hasta el momento. Además, conocimos en nuestra visita a ARQUA en el mes de abril a Juan Pinedo, codirector de la excavación junto a Mark Polzer, del Instituto de Arqueología Naútica de Texas (INA, por sus siglas en inglés). Pudimos ver el trabajo que se ha hecho en el primer barco que se encontró allí, el Mazarrón 1, el cual no estaba en muy buen estado, y tras los procesos de restauración y conservación pudo ser expuesto en el museo como su pieza más importante, aunque menos llamativa debido a que no le puede dar demasiada luz y quedan restos deteriorados. También pudimos ver una recreación del Mazarrón 2, que se halló posteriormente y ahora mismo está siendo restaurado para su exposición posterior. Este último pecio conserva mejor su estructura, y fue hallado por casualidad cuando se vieron sobresalir sus cuadernas (piezas de madera que forman las "costillas" del barco"), ya que estaba completamente enterrado. Este yacimiento cobra especial importancia para los especialistas en historia fenicia, ya que era un punto de paso de las rutas marítimas comerciales donde naufragaron barcos mercantes que contenían muy diversos materiales: desde ánforas (un elemento muy común del que hemos hablado también) hasta colmillos de elefante (ya extinto en la época actual, lo que los hace aún más especiales), pasando por lingotes de cobre o piezas de lujo. Esto nos hace suponer que portaban mercancía para la alta nobleza fenicia, aunque evidentemente también existen restos pertenecientes a la propia tripulación, donde se portaba la comida y los objetos personales de los navegantes.
Rocío Castillo, de ARQUA, explicándonos el Mazarrón 1 en el museo

Aquí se aprecian las distintas fases del proceso
Otro importante pecio fue el de la Fragata de Nuestra Señora de las Mercedes, por la polémica que supuso ante la expoliación de la empresa cazatesoros norteamericana Odyssey. El juicio por la custodia del tesoro y la fragata lo ganó España y pudimos también ver en los laboratorios de ARQUA los procesos a los que las monedas están siendo sometidas. Muchas de ellas presentan golpes y fracturas, ya que Odyssey no se preocupó por salvaguardar el patrimonio, su objetivo era vender todo en una subasta (evitándose así también poseer la "prueba del delito") y golpeaba los bloques de monedas para separarlas sin mucho éxito. Estos bloques de monedas se formaron al desaparecer el contenedor que las guardaba (cofres de madera o bolsas de cuero o tela) por la acción del medio, quedándose compactadas.
Ejemplo de bloque de monedas que probablemente formarían parte de un cofre de madera ya desintegrado
Restos de una bolsa de tela perteneciente a alguno de los tripulantes, con unas monedas pegadas

martes, 7 de mayo de 2013

Recapitulando I: la restauración y conservación

Vamos a terminar el trabajo poco a poco con unas últimas entradas conclusivas recapitulando. No vamos a repetir únicamente de forma breve lo ya dicho, también añadimos datos nuevos para que sea una conclusión completa.

Comenzaremos por el principio:

La conservación y restauración son dos disciplinas científicas que están muy entrelazadas entre sí. Tanto que se toman como una sola, ya que todo objeto que tiene ser restaurado tiene ser conservado después. Y cualquier objeto del patrimonio arqueológico recién hallado ha de sufrir, aunque sea breve (que no lo suele ser), un proceso de restauración y conservación por tanto.

Son dos ciencias muy interdisciplinares: necesitan de la historia y la geografía para comprender el objeto de estudio y completar la información sobre él, consiguiendo además aportar nueva luz a estas ramas. Por supuesto, es imprescindible la arqueología, ciencia que se encarga de la investigación de yacimientos y la extracción de los materiales encontrados ahí. Por otro lado, los procesos de deterioro del material son parte del estudio de las ciencias experimentales: la biología, la química, la física... Y por tanto, la restauración y conservación del patrimonio es la unificación de las ciencias mencionadas con el único fin del mantenimiento del patrimonio histórico.

Así, por un lado la restauración se encarga de reparar los daños causados en las piezas de estudio y la conservación pretende mantener en un buen estado el patrimonio mencionado.

domingo, 28 de abril de 2013

Más sobre ARQUA y Juan Luis Sierra Méndez

Aquí os dejamos un vídeo de cómo fue la visita a ARQUA-TEC, el laboratorio de Restauración y Conservación del museo ARQUA de Cartagena. En él estuvimos observando los procesos y técnicas que explicamos en otras entradas y pudimos comprobar la complejidad de estas ciencias y lo que ello conlleva. Así pudimos entender cómo funciona la Restauración y Conservación del Patrimonio Subacuático realmente y las realidades que ello implica, como fue el desastre que la empresa Odyssey hizo a algunas de las monedas del tesoro de la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes, por las prisas de subastarlas y conseguir dinero lo antes posible y evitar tener en sus manos tan valiosa joya:





Os dejamos aquí un enlace con la reseña del viaje en nuestro blog "madre" de Nautilus: http://nautilusalpajes.blogspot.com.es/2013/05/visita-arquatec-la-restauracion-y.html

viernes, 26 de abril de 2013

La conservación preventiva

En 1996, el Consejo Internacional de Museos (ICOM) crea un grupo de trabajo especializado en la Conservación preventiva. Apoyado por organismos como la UNESCO, se definen aquí varias bases para el trabajo de conservación y restauración, que deberán ser tomados en consideración de forma previa al trabajo de campo:

1. Evitar cualquier proyecto que requiera materialmente unas exigencias técnicas superiores a las posibilidades de ejecución y mantenimiento que se puedan garantizar.


2. Conseguir el mínimo grado posible de manipulación o intervención.


3. Conocer el comportamiento físico y químico de los materiales a conservar, así como esos mismos materiales y su estado de conservación, y también las causas potenciales de deterioro.


4. Crear un medio ambiente acorde con las exigencias de perdurabilidad del objeto.


5. Evitar la existencia de causas de alteración.


6. Restricción del usufructo si su uso o emplazamiento entrañan peligro para su integridad.


7. Tener presente que hay que preservar los valores materiales y culturales, evitando situaciones que dificulten su correcta interpretación o lo desvirtúen.

Ánforas bajo el mar II

Aquí os dejamos un curioso ejemplo de una empresa que se dedica a fabricar ánforas como en el mundo antiguo con el fin de meterlas en el agua unos años y luego venderlas como elemento decorativo. Una idea original:



jueves, 25 de abril de 2013

Ánforas bajo el mar

Un elemento de los más importantes en el mundo submarino de la arqueología es el ánfora. En Hispania, el papel del ánfora era muy importante: su uso como elemento transportador de salazones de pescado (que a su vez jugaban un importante papel en el comercio y la producción de la Península Ibérica) lo hace aparecer de manera abundante en los restos arqueológicos de los pecios. Este contenedor posee innumerables variaciones que permiten clasificarlo en distintos tipos, además de enmarcarlo cronológicamente. Para esto, los análisis físico-químicos son de vital importancia, ya que detallan con precisión muchos datos de los que no podemos disponer por fuentes meramente históricas.




Por un lado, estos estudios pretender resolver cuestiones relacionadas con la naturaleza cerámica del ánfora y, por otro, pretender abarcar también el baño interior de la pez que recubre todo el recipiente en su interior. Aquí explicamos tres de los análisis más utilizados e importantes, que, junto al estudio comparativo, permiten obtener los datos deseados.
  • Análisis de la textura de la pasta de cerámica por microscopía óptica: A partir de un pequeño fragmento del que se corta una lámina de 20 micrómetros para mejorar su translucidez, se observa y fotografía con un microscopio de luz polarizada la muestra, permitiéndonos identificar los distintos componentes de la cerámica (minerales y macrominerales), además de poder distinguir las características del proceso de moldeado y cocción. Con estos datos podremos delimitar un área geográfica específica en la Península.
  • Análisis semicuantitativo de composición mineralógica por difracción de rayos X: Con una lámpara de cobre se dispara un haz de luz monocromático de rayos X sobre una muestra en polvo con elementos de un mínimo de 2 micrómetros, y dependiendo del mineral que tengamos, esta luz se desviará con un ángulo de refracción mayor o menor (dependiendo de su espectro electromagnético). Esto permite generar un gráfico con los rayos refractados y así elaborar una lista detallada de los materiales encontrados.
  • Análisis de pez mediante cromatografía de gases: A partir de una disolución de la muestra sólida en cloroformo, y de su posterior metilación, los componentes de la muestra, ya separados se someten a un aumento de temperatura que les permitirá evaporarse. Para ello, se emplean unos filtros (columnas) que permiten que, junto al espectrómetro de masas y al cromatrófago, se separen los iones correspondientes a los diferentes componentes del material anfórico, gracias a las diferentes velocidades de evaporación y proporciones masa/carga. Así, se clasifican en función de su masa molecular en un gráfico informatizado.


Estos análisis son un ejemplo de la necesidad de las distintas ciencias colaborando para un mismo fin. No se tratan de técnicas de restauración y conservación propiamente, sino más bien del análisis de las piezas encontradas para poder dotarlas de un sentido histórico, lo que nos puede hacer reflexionar sobre el cuidado que se ha de tener, no solo en la extracción de las ánforas, sino en la posterior observación para su buena conservación, ya que todas estas técnicas implican una degradación de los materiales para su estudio, objetivo contrario al de la restauración y conservación.

El pecio fenicio en el Bajo de la Campana

Localización del yacimiento Bajo de la Campana
El Bajo de la Campana es un yacimiento arqueológico situado cerca de isla Farallón e isla Grosa (Murcia). Su importancia radica en que fue un punto de paso muy asiduo en las rutas marítimas de comercio fenicio hace unos 2600 años. En él se hallan por lo tanto varios pecios llenos de cargamentos comerciales tales como colmillos de elefantes africanos ya extintos, piezas de cerámica, ánforas con pescado, platos, lucernas, cuencos, urnas, ungüentarios, peines, ámbar... Entre ellos se encuentra el pecio más grande hallado en aguas del Mediterráneo, el pecio La campana, de entre 15 y 20 metros de eslora, y que transportaba objetos de lujo como lingotes de cobre, bronce y estaño, un pedestal de piedra, colmillos, cerámica, ánforas, y miles de piezas para el comercio con la alta nobleza fenicia.


Colmillos de elefante hallados en uno de los pecios
El Ministerio de Cultura colabora con personal del Museo de Arqueología Subacuática de Cartagena (ARQUA) en este estudio arqueológico en el que también participan arqueólogos de once países  desde hace varios años, bajo la protección del Ministerio de Cultura y la Guardia Civil, que han de vigilar el yacimiento contra posibles piratas y cazatesoros como los del Odyssey. Los directores de la excavación son Juan Pinedo (ARQUA) y Mark Polzer (INA, Instituto Arqueología Náutica de Texas).


Recreación del Mazarrón II en ARQUA, otro de los barcos fenicios hallados en el pecio
Dejamos aquí un enlace al blog de la excavación: http://nauticalarch.org/blogs/campana-project/

domingo, 21 de abril de 2013

Entrevista a Juan Luis Sierra Méndez

   Como ya hemos nombrado en la entrada sobre las técnicas para la restauración y conservación, tuvimos la suerte y oportunidad de acceder a los laboratorios del Museo ARQUA en Cartagena. Allí, el químico del área de conservación y restauración de ARQUA Juan Luis Sierra Méndez nos concedió unos minutos para poder entrevistarlo. Aquí está la breve entrevista que pudimos hacerle durante el trabajo in situ del proyecto Nautilus:



sábado, 20 de abril de 2013

El Sarcófago de Micerinos, ¿en aguas cartagineses?

Micerinos en el centro, junto con
la diosa Hathor (izquierda) y una diosa
provincial. Museo del Cairo
   Micerinos fue un faraón egipcio perteneciente a la dinastía IV del siglo III a.C. e hijo de Kefrén, siendo también uno de los faraones que ordenó construir una de las tres famosas pirámides de Guiza. En ella se encontraba el sarcófago funerario que teóricamente contenía los restos mortales de este faraón, pero esta hipótesis fue desechada con el descubrimiento del objeto en 1838 por el explorador británico Richard Howard Vyse. El sarcófago hecho de basalto no contenía la momia del faraón, hecho que hizo a suponer al explorador que la tumba tuvo que haber sido saqueada con anterioridad.

   A pesar de ello, el sarcófago fue cargado junto con más piezas arqueológicas en un barco con destino a Londres, para ser expuestos en el Museo Británico de la capital inglesa. Este buque era el Beatrice, y tras realizar una parada en Chipre, prosiguió su viaje hacia tierras británicas. Pero debido al mal tiempo y al fuerte oleaje se vio obligado a intentar parar en el puerto murciano de Cartagena, aunque sin éxito alguno, por lo que el buque se hundió el 13 de octubre de 1838 con su cargamento. Los tripulantes consiguieron llegar a nado a tierra con cierta facilidad, lo que permitió a los arqueólogos deducir que el pecio puede encontrarse a una distancia relativamente cercana de la costa.

Pirámide de Micerinos, en Giza (Egipto)
   Entre 1840 y 1842 Howard Vyse publicó diversos volúmenes en los que explicaba los acontecimientos acaecidos y contenía un dibujo o grabado sobre cómo era el sarcófago cuando Vyse lo encontró en una de las cámaras de la pirámide, y anotaciones en las que "confirmaba" (no se sabe si era una maniobra de distracción del explorador para evitar que fuese descubierto por otras personas) que Beatrice había encallado entre el Cabo de Palos y la localidad murciana de Mazarrón. Pero fue a partir de 1985 cuando el Ministerio de Cultura español comenzó a realizar actividades con el fin de poder encontrar indicios que facilitasen la búsqueda del sarcófago de basalto. Actualmente, Zahi Hawass, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, busca financiación para comenzar la búsqueda debido a que "es técnicamente complejo, largo de duración y con unas probabilidades de éxito escasas", según afirma Daniel Alonso, propietario de la empresa Arqueomar y uno de los arqueólogos subacuáticos más prestigiosos de España. Sería un "proyecto de búsqueda conjunto con España", afirma Hawass.

Grabado de Howard Vyse sobre el sarcófago de Micerinos
   Y de nuevo, la polémica, hábito continuo en el mundo de la búsqueda subacuática de tesoros: si el Sarcófago de Micerinos es encontrado, ¿a qué país debería pertenecerle? Porque, recapitulando, se trata de un sarcófago egipcio que se encuentra sumergido en un buque británico y en aguas españolas. En teoría, el tesoro debería pertenecerle a Egipto si es hallado, por la misma legalidad por la que España es dueño del tesoro del Nuestra Señora de Las Mercedes ganado a la empresa Odyssey. El debate está servido.



domingo, 14 de abril de 2013

Otras técnicas para la restauración

Polarización catódica de un cañón
Prubas como la fluorescencia o el Carbono 14 permiten alcanzar la estabilidad de las piezas recuperadas para poder trabajar con ellas en el exterior. En la anterior entrada hablábamos de la restauración catódica como una de las técnicas usadas en piezas metálicas. Esta técnica la pudimos comprobar con nuestra visita a los laboratorios del Museo ARQUA en Cartagena de la mano del químico restaurador Juan Luís Sierra, donde observamos en este caso que se trataba de una polarización catódica a baja intensidad de un cañón sobre acero inoxidable siendo la pieza a restaurar el cátodo y el acero el ánodo. 

Aparato empleado para la eliminación del agua
La visita a este museo y a sus laboratorios nos permitió aclarar y conocer más técnicas y aparatos físico-químicas para la conservación y restauración de los tesoros encontrados. Como ejemplo de aparato, encontramos una máquina (imagen a la izquierda) por la cual permite el secado de la madera. Para que esto ocurra se necesita de la ayuda del triple punto de fusión del agua: es aquel punto en la gráfica presión-temperatura en el cual coinciden los tres estados de la materia a la misma vez (0,01 ºC) en equilibrio. Con esta máquina se facilita la eliminación del exceso de agua al contraer el aire en vacío con una baja presión, a 4 mm de Hg (Mercurio), al pasar del estado sólido a gas. Además, también permite matar a microorganismos que estén viviendo al no haber agua. Estas deshidrataciones también pueden ser realizadas con CO2 tras haber empleado etanol (CH3-CH2OH) para arrastrar el agua.
Triple punto del agua: unión de las tres líneas (línea verde: punto de congelación; azul, el de ebullición, y la roja el de sublimación)

Estas técnicas electrolíticas permiten que el tiempo de eliminación de agua y sales se reduzca a la mitad. Algunos agentes quelantes o quelatos (sustancias que forman iones con metales pesados) permiten la estabilización de los materiales encontrados al "secuestrar" los cationes de las sales disueltas, pero el principal problema al que se enfrentan es que para que se produzca en un porcentaje muy elevado esta eliminación se necesita una gran cantidad de años, como por ejemplo la desclorurización, que tarda entre 4 y 5 años. Algún ejemplo de técnica para evitar todos estos años es la sosa subcrítica (NaOH a 180ºC de temperatura), pasando a semanas o pocos meses.

Colmillos de marfil de elefantes con inscripciones fenicias
Con respecto a las sales, el principal problema son los fenómenos osmóticos. Para que sean restaurados los materiales, son necesarios diversos baños con distinta concentración salina para que finalmente sean restaurados ya que si se introduce agua bruscamente puede destrozar materiales fágiles como la madera o el marfil (imagen a la izquierda).





Monedas del Tesoro del buque de estado "Nuestra Señora de
las Mercedes en disolución
También tuvimos la posibilidad de contemplar las famosas monedas del Tesoro de las Mercedes ganadas a la empresa Odyssey, hecho hablado en una entrada anterior; estas se encontraban en una disolución de hidróxido de hierro III, Fe(OH)3, que permite eliminar la corrosión adherida a las monedas.


Por último, también cabe nombrar algunas técnicas para que todos estos métodos explicados sean efectivos y nada dañinos. Por ejemplo, la difracción de los rayos X para poder estudiar la composición mineral que se encuentran en los tesoros y la absorción de infrarrojos para la parte orgánica. También cabe nombrar la técnica de la plastinación, técnica reconstructiva por la cual se extrae de un cuerpo agua y lípidos gracias a la  acetona para que sean sustituídos por resinas elásticas de silicona.

Difracción de Rayos X

martes, 9 de abril de 2013

Técnicas para la restauración de piezas arqueológicas


   En las anteriores entradas hemos hablado sobre algunos de los tesoros que han sido encontrados o rescatados del fondo del mar como el Tesoro de las Mercedes o el Titanic, pero ahora la duda es: ¿cómo se consigue que las piezas encontradas estén "relucientes" cuando son expuestas en los museos para el público?


    Para ello, se emplean procedimientos y técnicas químicas para poder eliminar las capas de óxido y de algas junto con microorganismos. Los objetos metálicos rescatados (pecios: fragmentos de naves sumergidas en grandes masas de aguas; monedas...) no suelen encontrarse en su estado original debido al medio en el que se encuentran, hecho que permite las diferentes capas formadas anteriormente nombradas, a la salinidad y también al oxígeno,elemento corrosivo para estos objetos además del hecho de estar en una disolución acuosa que permite que iones metálicos del compuesto sean arrancados generándose iones de hidronio (H3O+).




  Una de las técnicas empleadas es la restauración catódica (imágen), técnica electroquímica. Se basa en someter a la pieza al proceso de electrólisis: la pieza a restaurar actúa como si fuese el cátodo, y usando como ánodo semiconductores de la electricidad como lo son el grafito o el carbón. Así pues, al conectar el ánodo al polo positivo, el cátodo al negativo y activando la corriente eléctrica, se genera en el cátodo (donde se encuentra la pieza) burbujas de hidrógeno en su superficie y la reducción de óxidos a su estado metálico (p. ej., de FeO, óxido de hierro, a Fe, solamente hierro). Estas burbujas permiten que la pieza sea limpiada y las capas sean eliminadas al desprenderse de la superficie. Para que esto ocurra, ambos electrodos deben estar sumergidas en una disolución que permita el paso de la corriente: estas disoluciones se denominan SSE (Sistema disolvente-electrolito soporte).



  También se emplean técnicas químicas comunes divididas en tres etapas: tratamiento previo, limpieza de la pieza y consolidación final. La primera fase consiste en liberar las capas adheridas mediante frotación con cepillo o punzones tras haber estado en una disolución de xileno (dimetilbenceno, un buen disolvente). Acto seguido, la limpieza se lleva a cabo dependiendo del metal que sea: o bien con mezclas de ácidos con alguna sal (Sulfúrico, Clorhídrico e hipoclorito sódico: H2SO4 + HCl + NaClO) para piezas de oro y metales preciosos; o bien ácido nítrico semineutralizado (HNO3) o ácido oxálico (HOOC-COOH), ácidos no muy fuertes para evitar una grave degradación del hierro.

jueves, 28 de marzo de 2013

El Titanic


Los restos del Titanic, transatlántico de la White Star Line, reposan a 3821 metros de profundidad en el Océano Atlántico norte, a algunos kilómetros del emplazamiento donde se hundió el 15 de abril de 1912 a las 2:20 de la mañana. El transatlántico, que impactó contra un iceberg durante su travesía inaugural de Southampton a Nueva York, fue descubierto durante el transcurso de una misión secreta de la marina de Estados Unidos el 1 de septiembre de 1985 por Robert Ballard.

Restos de la proa del  transatlánticoTitanic


En el curso de las expediciones, varios objetos del navío fueron llevados a la superficie y fueron restaurados. Estos objetos rescatados, que algunos consideran pillajes, crearon vivas polémicas; sin embargo, y en teoría, estas piezas solo pueden ser cedidas a museos, con excepción de los trozos de carbón, que son vendidos como souvenirs.



La nave se ha ido desintegrando poco a poco debido a los microorganismos que habitan las profundidades marinas y las inmersiones realizadas para su estudio, por lo que se considera que entre 2025 y 2050 el navío habrá desaparecido completamente, dejando solo el recuerdo en el fondo del mar y lo que se consiguió rescatar gracias a la importante tarea de la restauración y conservación del patrimonio subacuático, que ha visto truncada su misión en parte por la gran profundidad a la que se halla, que dificulta su labor.

sábado, 2 de marzo de 2013

El tesoro de "La Mercedes", en el Museo ARQUA

El 5 de octubre de 1804 el galeón Nuestra Señora de Las Mercedes explotaba cerca de las costas del Cabo de Santa María en el Algarve portugués y con sus tripulantes se hundían también sus objetos de gran valor y más de 550.000 monedas de plata y oro provenientes de las colonias del Virreinato del Perú en América del Sur. Este tesoro fue rescatado del fondo marino por la empresa estadounidense Odyssey el 17 de mayo de 2007 y con ello, los problemas de pertenencia.





En los tribunales comenzó la "batalla" por este tesoro entre el Gobierno español, quien argumentaba que el tesoro pertenecía a fragatas españolas del reinado de Carlos IV, y la empresa norteamericana nombrada, quien sostenía que el barco hundido era el británico HMS Sussex. Tras las pruebas realizadas en Florida por parte de investigadores españoles sobre los reales de a ocho, los resultados determinaron que se trataba del tesoro español de Las Mercedes, por lo que la empresa Odyssey fue obligada por un tribunal de Atlanta a devolver todo el cargamento descubierto a España. La llegada de este tesoro se produjo el 25 de febrero de 2012 en dos aviones militares Hércules a la base madrileña de Torrejón de Ardoz.


Monedas de plata con
concreciones marinas
Las 19 toneladas (las monedas forman el 14,5 de esta parte, y el resto se trata del líquido conservante en el que se encuentran) fueron trasladadas al Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA) en la localidad murciana de Cartagena, donde automáticamente comenzaron los trabajos de restauración más cuidadosos y eficaces para que las monedas y tabaqueras, entre otros objetos, recuperasen todo su explendor para ser expuestas al público a finales de este 2013. Algunas de estas monedas que se encontraban en mejor estado fueron expuestas a los periodistas en abril de 2012 por parte de dos expertas en restauración y conservación del museo en la conferencia "De tesoro a patrimonio cultural subacuático. El registro del cargamento de la fragata 'Nuestra Señora de las Mercedes' ".

miércoles, 16 de enero de 2013

¡Bienvenidos!



La costa detrás tuya y por delante no hay horizonte. Las arrugas del agua se acercan y te mecen. Vas a acercarte al sol, que se está poniendo enfrente tuya y decides sumergirte. Imagina. El sol desaparece de tu vista y te adentras de pronto en otra realidad, otro mundo que parecía no existir debajo de ti. Todo lo que te rodea es un gran abrazo de agua que te acaricia, mientras te imaginas las olas en la superficie. Ante ti, la inmensidad del océano. La infinita línea quebrada del horizonte ni se distingue entre el relieve borroso y difuminado del fondo. El fondo, allí te acercas. Te sumerges aún más, con tu traje de neopreno y tu botella de aire a la espalda. Todo queda en un silencio abismal, profundo, donde se oye un burbujeo. Y al fondo de ese sonido, el mar. Los peces, pequeños y coloridos, te rodean y juegan a alguna cosa contigo. Los corales inmensos se abren frente a ti. Y entre ese universo de vida aparece algún resto del mundo exterior. Algo que los humanos habían abandonado tiempo atrás. Pertenece solo al pasado y al mar, ya no es de la tierra. Pero tú quieres sacarlo de ese mundo y traerlo al nuestro. Esas ánforas fenicias, ese barco romano, esas monedas griegas, camufladas con el fondo y llenas de vida también, como parte del  ecosistema marino, cuentan una historia que descubrir. Alguna aventura del pasado de la que quieres participar y puedes. Crear tu propia aventura entre peces y algas, con miles de años de antigüedad y muchos secretos por descubrir.

Allí, delante de todo eso, te encuentras tú. Y nos encontramos nosotros. Vamos a empezar un viaje al fondo del mar, para rescatar lo que algún día fue parte de la civilización, para que ahora sea parte de la historia.


Bienvenido a esta aventura que estamos a punto de iniciar. Nosotros somos tres estudiantes del IES Alpajés de Aranjuez que vamos a iniciar nuestra propia investigación sobre la Restauración y Conservación del Patrimonio Marino. Para ello, contamos con nuestros profesores Javier Medina Domínguez (Biología) y Julio Martínez Maganto (Historia), que nos llevaran a las profundidades del océano a rescatar los restos fenicios que algún día se olvidaron allí en el fondo. Nosotros somos Sergio Huertas Moratalla, Sergio Orgaz Gordillo y Alberto Rico Trigo y os iremos escribiendo periódicamente sobre lo que vayamos descubriendo y cómo avanza la investigación. Nuestros compañeros de clase están también involucrados, dentro del Proyecto Nautilus, del que todos formamos parte. Puedes ver novedades a través del hashtag #nautilusalpajes .

Os iremos enseñando lo que vamos haciendo. De momento, nuestra investigación está en fase de búsqueda de bibliografía, así que iremos subiendo noticias, artículos y cosas que veamos interesantes pronto.

¡Esperemos que os guste y que sea un buen viaje al fondo del mar!