sábado, 11 de mayo de 2013

Recapitulando II: los yacimientos marítimos y los pecios

En este blog tratamos de centrar la conservación y restauración del patrimonio en los yacimientos subacuáticos. Estos yacimientos presentan características muy especiales, como se puede comprender que los hacen necesitar de unas condiciones de trabajo especiales.

En este medio, las piezas del patrimonio tienen una peculiaridad: el paso del tiempo las degrada hasta integrarlas en el lecho. Lentamente, sufren un proceso por el cual van siendo invadidas por los vegetales acuáticos y el resto de organismos fijos del fondo oceánico, que crean auténticos caparazones a su alrededor y establecen el patrimonio humano como su nueva casa. Esto supone una principal ventaja respecto al medio terrestre, pero también un inconveniente importante: la ventaja es que quedan protegidas de la acción erosiva y similares problemas, conservándose mejor el material; la desventaja es el problema causado por el organismo que se instala en el objeto.

Así, podemos enumerar una serie de problemas:

  • Las mareas mueven las piezas pequeñas golpeándolas y fragmentándolas aún más hasta hacerlas desaparecer. Normalmente también arrastran piedras y arena que golpean y arañan los materiales.
  • Las sales disueltas en el agua marina, por los procesos osmóticos, suelen infiltrarse en muchos materiales, provocando importantes daños con los cambios en el medio, que agrietarán la pieza. Una de las sales más características es el cloruro sódico, por ser especialmente dañino. El Mediterráneo además, presenta este problema de forma comparativamente superior a otros, debido a su alta salinidad.
  • Los organismos marinos no distinguen muchas veces las piezas como objetos ajenos al hábitat en el que se encuentran. Como hemos mencionado, los organismos estáticos, tales como los corales (que son animales coloniales, no plantas, al contrario de lo que se pueda pensar), invaden la superficie de la pieza, formando una capa blanquecina. Los moluscos suelen habitar en zonas pedregosas del litoral, por lo que las piezas arqueológicas suelen ser un perfecto lugar para instalarse con sus conchas calcáreas, que acabarán agrietando el objeto como las sales marinas. Ambos organismos (corales y moluscos) presentan un metabolismo tal que les hace expulsar distintas sustancias al exterior dañando la pieza y haciendo que esta pierda espesor. Esto supone la pérdida de información tal como el color original o el propio espesor.
  • El ser humano también supone un importante peligro, como no podía ser de otra manera: el turismo, las obras, la expoliación, la pesca, o simplemente una falta de cuidado en la extracción del material pueden provocar daños irreparables (ver La conservación preventiva en este mismo blog)

Los yacimientos marítimos suelen ser denominados genéricamente pecios, aunque realmente no se refieren a lo mismo. Un pecio es un fragmento de algún artificio humano hundido o semihundido, tal como un barco. Un yacimiento engloba al lugar en el que se encuentra el pecio. Los pecios aquí mencionados han sido el Titanic, los hallados en el yacimiento del Bajo de la Campana, la Fragata de Nuestra Señora de las Mercedes y el Sarcófago de Micerinos.

Recreación del Mazarrón 2 en ARQUA
El que más importancia ha tenido para nosotros ha sido el yacimiento del Bajo de la Campana. En él se encuentra el pecio de La campana, el mayor hallado en el Mediterráneo hasta el momento. Además, conocimos en nuestra visita a ARQUA en el mes de abril a Juan Pinedo, codirector de la excavación junto a Mark Polzer, del Instituto de Arqueología Naútica de Texas (INA, por sus siglas en inglés). Pudimos ver el trabajo que se ha hecho en el primer barco que se encontró allí, el Mazarrón 1, el cual no estaba en muy buen estado, y tras los procesos de restauración y conservación pudo ser expuesto en el museo como su pieza más importante, aunque menos llamativa debido a que no le puede dar demasiada luz y quedan restos deteriorados. También pudimos ver una recreación del Mazarrón 2, que se halló posteriormente y ahora mismo está siendo restaurado para su exposición posterior. Este último pecio conserva mejor su estructura, y fue hallado por casualidad cuando se vieron sobresalir sus cuadernas (piezas de madera que forman las "costillas" del barco"), ya que estaba completamente enterrado. Este yacimiento cobra especial importancia para los especialistas en historia fenicia, ya que era un punto de paso de las rutas marítimas comerciales donde naufragaron barcos mercantes que contenían muy diversos materiales: desde ánforas (un elemento muy común del que hemos hablado también) hasta colmillos de elefante (ya extinto en la época actual, lo que los hace aún más especiales), pasando por lingotes de cobre o piezas de lujo. Esto nos hace suponer que portaban mercancía para la alta nobleza fenicia, aunque evidentemente también existen restos pertenecientes a la propia tripulación, donde se portaba la comida y los objetos personales de los navegantes.
Rocío Castillo, de ARQUA, explicándonos el Mazarrón 1 en el museo

Aquí se aprecian las distintas fases del proceso
Otro importante pecio fue el de la Fragata de Nuestra Señora de las Mercedes, por la polémica que supuso ante la expoliación de la empresa cazatesoros norteamericana Odyssey. El juicio por la custodia del tesoro y la fragata lo ganó España y pudimos también ver en los laboratorios de ARQUA los procesos a los que las monedas están siendo sometidas. Muchas de ellas presentan golpes y fracturas, ya que Odyssey no se preocupó por salvaguardar el patrimonio, su objetivo era vender todo en una subasta (evitándose así también poseer la "prueba del delito") y golpeaba los bloques de monedas para separarlas sin mucho éxito. Estos bloques de monedas se formaron al desaparecer el contenedor que las guardaba (cofres de madera o bolsas de cuero o tela) por la acción del medio, quedándose compactadas.
Ejemplo de bloque de monedas que probablemente formarían parte de un cofre de madera ya desintegrado
Restos de una bolsa de tela perteneciente a alguno de los tripulantes, con unas monedas pegadas

martes, 7 de mayo de 2013

Recapitulando I: la restauración y conservación

Vamos a terminar el trabajo poco a poco con unas últimas entradas conclusivas recapitulando. No vamos a repetir únicamente de forma breve lo ya dicho, también añadimos datos nuevos para que sea una conclusión completa.

Comenzaremos por el principio:

La conservación y restauración son dos disciplinas científicas que están muy entrelazadas entre sí. Tanto que se toman como una sola, ya que todo objeto que tiene ser restaurado tiene ser conservado después. Y cualquier objeto del patrimonio arqueológico recién hallado ha de sufrir, aunque sea breve (que no lo suele ser), un proceso de restauración y conservación por tanto.

Son dos ciencias muy interdisciplinares: necesitan de la historia y la geografía para comprender el objeto de estudio y completar la información sobre él, consiguiendo además aportar nueva luz a estas ramas. Por supuesto, es imprescindible la arqueología, ciencia que se encarga de la investigación de yacimientos y la extracción de los materiales encontrados ahí. Por otro lado, los procesos de deterioro del material son parte del estudio de las ciencias experimentales: la biología, la química, la física... Y por tanto, la restauración y conservación del patrimonio es la unificación de las ciencias mencionadas con el único fin del mantenimiento del patrimonio histórico.

Así, por un lado la restauración se encarga de reparar los daños causados en las piezas de estudio y la conservación pretende mantener en un buen estado el patrimonio mencionado.

domingo, 28 de abril de 2013

Más sobre ARQUA y Juan Luis Sierra Méndez

Aquí os dejamos un vídeo de cómo fue la visita a ARQUA-TEC, el laboratorio de Restauración y Conservación del museo ARQUA de Cartagena. En él estuvimos observando los procesos y técnicas que explicamos en otras entradas y pudimos comprobar la complejidad de estas ciencias y lo que ello conlleva. Así pudimos entender cómo funciona la Restauración y Conservación del Patrimonio Subacuático realmente y las realidades que ello implica, como fue el desastre que la empresa Odyssey hizo a algunas de las monedas del tesoro de la fragata española Nuestra Señora de las Mercedes, por las prisas de subastarlas y conseguir dinero lo antes posible y evitar tener en sus manos tan valiosa joya:





Os dejamos aquí un enlace con la reseña del viaje en nuestro blog "madre" de Nautilus: http://nautilusalpajes.blogspot.com.es/2013/05/visita-arquatec-la-restauracion-y.html

viernes, 26 de abril de 2013

La conservación preventiva

En 1996, el Consejo Internacional de Museos (ICOM) crea un grupo de trabajo especializado en la Conservación preventiva. Apoyado por organismos como la UNESCO, se definen aquí varias bases para el trabajo de conservación y restauración, que deberán ser tomados en consideración de forma previa al trabajo de campo:

1. Evitar cualquier proyecto que requiera materialmente unas exigencias técnicas superiores a las posibilidades de ejecución y mantenimiento que se puedan garantizar.


2. Conseguir el mínimo grado posible de manipulación o intervención.


3. Conocer el comportamiento físico y químico de los materiales a conservar, así como esos mismos materiales y su estado de conservación, y también las causas potenciales de deterioro.


4. Crear un medio ambiente acorde con las exigencias de perdurabilidad del objeto.


5. Evitar la existencia de causas de alteración.


6. Restricción del usufructo si su uso o emplazamiento entrañan peligro para su integridad.


7. Tener presente que hay que preservar los valores materiales y culturales, evitando situaciones que dificulten su correcta interpretación o lo desvirtúen.

Ánforas bajo el mar II

Aquí os dejamos un curioso ejemplo de una empresa que se dedica a fabricar ánforas como en el mundo antiguo con el fin de meterlas en el agua unos años y luego venderlas como elemento decorativo. Una idea original:



jueves, 25 de abril de 2013

Ánforas bajo el mar

Un elemento de los más importantes en el mundo submarino de la arqueología es el ánfora. En Hispania, el papel del ánfora era muy importante: su uso como elemento transportador de salazones de pescado (que a su vez jugaban un importante papel en el comercio y la producción de la Península Ibérica) lo hace aparecer de manera abundante en los restos arqueológicos de los pecios. Este contenedor posee innumerables variaciones que permiten clasificarlo en distintos tipos, además de enmarcarlo cronológicamente. Para esto, los análisis físico-químicos son de vital importancia, ya que detallan con precisión muchos datos de los que no podemos disponer por fuentes meramente históricas.




Por un lado, estos estudios pretender resolver cuestiones relacionadas con la naturaleza cerámica del ánfora y, por otro, pretender abarcar también el baño interior de la pez que recubre todo el recipiente en su interior. Aquí explicamos tres de los análisis más utilizados e importantes, que, junto al estudio comparativo, permiten obtener los datos deseados.
  • Análisis de la textura de la pasta de cerámica por microscopía óptica: A partir de un pequeño fragmento del que se corta una lámina de 20 micrómetros para mejorar su translucidez, se observa y fotografía con un microscopio de luz polarizada la muestra, permitiéndonos identificar los distintos componentes de la cerámica (minerales y macrominerales), además de poder distinguir las características del proceso de moldeado y cocción. Con estos datos podremos delimitar un área geográfica específica en la Península.
  • Análisis semicuantitativo de composición mineralógica por difracción de rayos X: Con una lámpara de cobre se dispara un haz de luz monocromático de rayos X sobre una muestra en polvo con elementos de un mínimo de 2 micrómetros, y dependiendo del mineral que tengamos, esta luz se desviará con un ángulo de refracción mayor o menor (dependiendo de su espectro electromagnético). Esto permite generar un gráfico con los rayos refractados y así elaborar una lista detallada de los materiales encontrados.
  • Análisis de pez mediante cromatografía de gases: A partir de una disolución de la muestra sólida en cloroformo, y de su posterior metilación, los componentes de la muestra, ya separados se someten a un aumento de temperatura que les permitirá evaporarse. Para ello, se emplean unos filtros (columnas) que permiten que, junto al espectrómetro de masas y al cromatrófago, se separen los iones correspondientes a los diferentes componentes del material anfórico, gracias a las diferentes velocidades de evaporación y proporciones masa/carga. Así, se clasifican en función de su masa molecular en un gráfico informatizado.


Estos análisis son un ejemplo de la necesidad de las distintas ciencias colaborando para un mismo fin. No se tratan de técnicas de restauración y conservación propiamente, sino más bien del análisis de las piezas encontradas para poder dotarlas de un sentido histórico, lo que nos puede hacer reflexionar sobre el cuidado que se ha de tener, no solo en la extracción de las ánforas, sino en la posterior observación para su buena conservación, ya que todas estas técnicas implican una degradación de los materiales para su estudio, objetivo contrario al de la restauración y conservación.

El pecio fenicio en el Bajo de la Campana

Localización del yacimiento Bajo de la Campana
El Bajo de la Campana es un yacimiento arqueológico situado cerca de isla Farallón e isla Grosa (Murcia). Su importancia radica en que fue un punto de paso muy asiduo en las rutas marítimas de comercio fenicio hace unos 2600 años. En él se hallan por lo tanto varios pecios llenos de cargamentos comerciales tales como colmillos de elefantes africanos ya extintos, piezas de cerámica, ánforas con pescado, platos, lucernas, cuencos, urnas, ungüentarios, peines, ámbar... Entre ellos se encuentra el pecio más grande hallado en aguas del Mediterráneo, el pecio La campana, de entre 15 y 20 metros de eslora, y que transportaba objetos de lujo como lingotes de cobre, bronce y estaño, un pedestal de piedra, colmillos, cerámica, ánforas, y miles de piezas para el comercio con la alta nobleza fenicia.


Colmillos de elefante hallados en uno de los pecios
El Ministerio de Cultura colabora con personal del Museo de Arqueología Subacuática de Cartagena (ARQUA) en este estudio arqueológico en el que también participan arqueólogos de once países  desde hace varios años, bajo la protección del Ministerio de Cultura y la Guardia Civil, que han de vigilar el yacimiento contra posibles piratas y cazatesoros como los del Odyssey. Los directores de la excavación son Juan Pinedo (ARQUA) y Mark Polzer (INA, Instituto Arqueología Náutica de Texas).


Recreación del Mazarrón II en ARQUA, otro de los barcos fenicios hallados en el pecio
Dejamos aquí un enlace al blog de la excavación: http://nauticalarch.org/blogs/campana-project/

domingo, 21 de abril de 2013

Entrevista a Juan Luis Sierra Méndez

   Como ya hemos nombrado en la entrada sobre las técnicas para la restauración y conservación, tuvimos la suerte y oportunidad de acceder a los laboratorios del Museo ARQUA en Cartagena. Allí, el químico del área de conservación y restauración de ARQUA Juan Luis Sierra Méndez nos concedió unos minutos para poder entrevistarlo. Aquí está la breve entrevista que pudimos hacerle durante el trabajo in situ del proyecto Nautilus: